Entre encierro y encierro he podido observar los últimos insultos y desprecios al mejor portero de la historia del Madrid y de España, al último estandarte del Real Madrid en irse por la puerta de atrás tras la campaña de desprestigio que han llevado a cabo ciertas élites para acabar librándose de él 5 años después del comienzo de esta secuencia de mentiras que han resultado en pitos y críticas por parte de un sector del madridismo que ha tachado a Casillas de “topor” y de “pesetero”.
Es cierto que Iker no ha estado acertado en una gran cantidad de cosas y que no ha estado ni mucho menos a su mejor nivel en los dos últimos años y que probablemente debería haber abandonado la disciplina blanca el año pasado tras ganar la ansiada décima pero no es cierto ni mucho menos que Casillas haya sido el “topo del vestuario” como mucha gente ha repetido incansablemente, ya que en todos los clubes los 23 jugadores, los entrenadores y los directivos hablan con la prensa y filtran lo que les interesa.
Al final, el fútbol es un negocio y como todo negocio, un mundo de intereses, en el que la prensa es usada o mal usada cuando les viene bien a las personas del fútbol y posteriormente cuando no les viene tan bien es criticada. Si hablas con un periodista deportivo cualquiera te dirá lo mismo que estoy diciendo yo, todo el mundo filtra, desde Florentino Pérez hasta el último utillero, pasando por Cristiano Ronaldo, Álvaro Arbeloa y Rafa Benítez en el caso del Real Madrid.
Respecto al adjetivo de “pesetero” solo tengo que decir que me parece ridícula la gente que lo usa para referirse a alguien que reclama que se le pague todo su finiquito. La gente que acusa a Casillas de pesetero no tiene ni idea de que es un despido improcedente ni el derecho laboral, aunque quizás lo que pasa es que piensan que con la última reforma laboral de nuestro gobierno los empresarios ya pueden despedir sin indemnizaciones, pero como no es así les pido que escuchen a Paco Buyo, uno de los exfutbolistas más críticos con Casillas, que asegura que el en el caso del portero de Móstoles cobraría al Madrid hasta el último céntimo. Es lo que haríamos todos.
Supongo que ahora que ya se ha ido se le comenzará a valorar de verdad y no como se ha hecho hasta ahora, supongo que todo el mundo empezará a añorar a Iker y a sus paradas imposibles pero también espero que a partir de ahora sepamos toda la verdad sobre el acoso que ha tenido que aguantar en los últimos años, sobre quién ha orquestado toda esta campaña de desprestigio, y si ha sido Florentino Pérez como han asegurado los padres de Casillas hoy en El Mundo. Si esto se confirma espero que Florentino presente su dimisión y que el Santiago Bernabéu se olvide de enfrentamientos para centrarse en el fútbol.
Los “anti-casillistas” disfrutan viendo cómo Iker se ha despedido llorando solo en sala de rueda de prensa del Bernabéu, con la simple compañía de los periodistas, sin directivos, sin jugadores (que están viajando a Australia) y sin aficionados en una despedida que dista mucho de la que le dieron a Xavi en Barcelona, aunque al parecer el que no quería una así ha sido el propio Iker, o al menos eso dicen. Pero para nada estaba solo, y eso se ha podido ver en las redes sociales, donde los aficionados hemos demostrado nuestro aprecio a este eterno capitán, y también los que ya son sus excompañeros, deportistas de muchas disciplinas, periodistas y resto de profesionales. Iker, no estás solo.
Y por último, ya solo me queda decir que como un madridista más, echaré de menos a uno de los mitos más importantes de la historia del fútbol, a una leyenda del madridismo que ha pasado nada más y nada menos que 25 años en su club, y desearle suerte en su nueva etapa para que podamos seguir disfrutando de él en el Oporto y en la próxima Eurocopa. Siempre nos quedarán los vídeos con sus antológicas paradas, nuestros recuerdos de un Mundial del que siempre recordaremos su importante parada en un penalti contra Paraguay y sobre todo su famosa parada a Robben con la que nos volvió a iluminar una vez más.
Gracias por todo Iker. Hasta pronto.
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