En el día de ayer despedimos a mi abuela Margarita García, fallecida el pasado jueves 22 de octubre. A continuación podéis leer la semblanza que he leído en su funeral en la parroquia de San Miguel en nombre de mi familia.
Hola, abuela:
A tus 90 años te has ido, y has dejado un gran vacío entre nosotros. No obstante, tus hijos, tus nietos y todos tus familiares hemos podido disfrutar mucho contigo.
Hace ocho años, en las Navidades de 2012, estuviste a punto de dejarnos por una enfermedad grave de la que, sin embargo, conseguiste reponerte casi milagrosamente. Estos ocho años que Dios te regaló, que nos ha regalado a todos, nos han permitido a tus nietos conocerte mucho mejor, conversar y reírnos contigo.
Son muchos los momentos que hemos disfrutado a tu lado, pero especialmente nos acordamos de cuando celebramos tus Bodas de Oro con el abuelo Ignacio en Santoña, en el verano del Mundial de 2010. Has sido siempre una gran aficionada al fútbol y especialmente has sido una gran forofa de Osasuna. Por dos días no vas a llegar al Centenario de nuestro equipo, pero estamos seguros de que, desde el Cielo, vas a apoyar a los rojillos en el partido de mañana.
Ahora vas a hacer de nuevo compañía a tu marido Ignacio, que nos dejó hace casi cuatro años. Con él recorriste cada palmo de nuestra tierra, de Navarra, por la que ambos siempre habéis tenido tanto amor. Con él has vivido la transformación de Pamplona y de los Sanfermines, de los que siempre has disfrutado tanto madrugando cada día para no perderte ni un solo encierro. Incluso este último mes de julio mantuviste la tradición y volviste a ver los encierros repetidos del año pasado. Y es que la historia de los Sanfermines pasa por nuestra familia, como bien supo tu cuñada Aurelia, a la que también hoy queremos recordar porque ayer se cumplió un año de su fallecimiento. Tampoco nos olvidados de la tía Anastasia, con la que conviviste muchos años, ni de Huarte, de donde tus hijos tienen grandes recuerdos de niñez.
Has mantenido tu memoria prácticamente intacta hasta el final y a lo largo de muchas conversaciones contigo tus nietos hemos podido vivir desde el salón de tu casa importantes episodios de tu juventud y de la historia reciente de Pamplona. Y también hasta el final has seguido leyendo, como cada día y desde primera hora, el Diario de Navarra. A eso, no hay quién te gane.
Ya no vas a poder hacer ese viaje a Alemania del que hablabas, pero sabemos que nos vas a seguir acompañando en cada paso que demos. Ahora nos toca cumplir con nuestra palabra y celebrar en tu memoria una misa en Javier en cuanto estemos todos tus nietos de nuevo en Pamplona. Tus hijos, Eduardo, José Ángel y Amparo, tus hermanas Ana Mari y Mari Tere y tus nietos, Helena, Javier, Sergio, Leyre e Irene te lo debemos. Igual que los geranios que con tanto mimo cuidabas, todo el amor que has sembrado en nosotros, ya ha florecido. Y esa flor representa que siempre estarás con nosotros. Te queremos mucho, abuela.
Mari Cruz Lareki Soria dice
Que bonitas palabras para despedir a una madre y abuela. Cuantos sentimientos y recuerdos. Felicidades por haber podido disfrutar tanto de esa maravillosa mujer. Un abrazo para toda la familia.
Javier Larequi Fontaneda dice
Muchas gracias, Mari Cruz. Hemos sido muy afortunados.
Precioso, Javier. Cuando lo que uno escribe sale del corazón, todavía resulta mucho más hermoso. Un abrazo también para Helena y toda la familia.
Muchas gracias, Alberto. Efectivamente, cuando las palabras salen directamente desde el corazón, todo es mucho más sencillo.
Javier, se nota que querías mucho s tu abuela por tu sensibilidad , felicidades por haber disfrutado de ella
Muchas gracias. He tenido esa suerte.