A lo largo de estos días, estamos observando cómo el Gobierno, finalmente, va a aprobar los presupuestos de 2017. Hemos tenido que esperar hasta finales de mayo, y aunque es cierto que no se podían convocar terceras elecciones porque aprobar los Presupuestos de manera inmediata era algo imprescindible, nadie parece haberse preocupado -en exceso- por ellos en los últimos meses.
Lo cierto es que a Rajoy le ha costado (y mucho) sumar los 176 apoyos necesarios para conseguir una mayoría en el Congreso que apruebe los PGE. Desde la investidura, ya tenía prácticamente asegurados los votos de Ciudadanos y de Coalición Canaria. Los votos del PNV y de Nueva Canarias han salido más caros (sobre todo para los que no somos de Euskadi o de Canarias), pero, al final, el PP ha conseguido sumarlos.
Pero, ¿dónde ha estado el PSOE a lo largo de esta negociación? ¿Dónde está ese partido de estado que antaño fue decisivo para la gobernabilidad? La realidad es que antaño es hace siete meses y que antaño, Rajoy engañó, con una inteligente maniobra política, al PSOE y a todos los ciudadanos que creían que la obligación del PSOE era la de abstenerse.
Los españoles llegamos a creer que la única alternativa a las terceras elecciones era la abstención del PSOE. Pero no lo era. Hoy ya ha quedado claro que existía una mayoría de derechas (junto al diputado de Nueva Canarias) que podría haber respaldado la investidura. Rajoy no quiso buscar esa alternativa porque tenía una víctima mucho más apetecible: Pedro Sánchez. Y si finalmente, Sánchez conseguía aguantar en su silla y mantener el “no es no” (cosa que no consiguió), Rajoy tenía la baza de terceras elecciones que, por supuesto, le hubiesen beneficiado.
Demostrado ya que Rajoy no actuó como un gran hombre de estado, puesto que puso por delante los objetivos partidistas del PP a los de España, hay que reconocer una cosa a Pedro Sánchez. Pero solo una, eh. La realidad es que Pedro argumentó su “no es no” basándose en la existencia de una mayoría de derechas que no necesitaba de la abstención del PSOE. Y tenía razón.
Aunque no pretendo analizar las razones del triunfo de Pedro Sánchez en las primarias socialistas, sí quiero decir que en el hecho de que los militantes del PSOE se hayan dado cuenta de la existencia de dicha mayoría, radica una de las razones del éxito de Sánchez. Han sentido que Rajoy les ha ninguneado y que la Gestora ha caído en su trampa. Se han dado cuenta de que Rajoy es mucho más listo de lo que muchos piensan y que él solito ha provocado la mayor crisis del PSOE desde Suresnes.
Habrá quien piense que, pese a todo, la obligación de Sánchez seguía siendo abstenerse y que solamente miraba por sus propios intereses. Respecto a lo primero, que cada uno piense lo que quiera. En cuanto a lo segundo, probablemente Sánchez sí se preocupó por la continuidad de su carrera política. Pero lo que quiero resaltar es que Rajoy logró manipularnos a todos salvo a Sánchez y sus correligionarios. ¿Lo volverá a hacer?
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