Este domingo conocíamos la terrible noticia de la muerte del ultra de los Riazor Blues, que no del Deportivo, porque este tipo de ultras ni tienen cabida en el deporte, ni en nuestra rota sociedad.
Quizás este comienzo suene a insensibilidad, o a pesimismo, pero no, equivocados en ese caso estaréis si pensáis eso. Este comienzo suena a realismo, y lo prefiero al optimismo. A pesar de esto, tengo que decir, y digo, que lamento el resultado fatal de esta brutal pelea, así como la misma y doy mi más sincero pésame a la familia. Eso sí, os advierto de que si este tema os sensibiliza especialmente, es mejor que dejéis de leer esta entrada.
Hay personas que se quedan con el simple hecho de que se trataba de unos aficionados fanáticos, como tanto les gusta decir a los detractores del fútbol en general, pero hay mucho más allá del simple hecho de que unos fuesen del Deportivo de la Coruña y otros del Atlético del Madrid, hay un gran trasfondo político que refleja a nuestra partida sociedad.
Es probable que haya escrito alguna vez más sobre el tema de que en tiempos de crisis, los extremismos crecen, y desde mi humilde opinión, eso no beneficia a la sociedad. Pero ya que yo no soy uno de esos que dicen «Estos son mis principios. Si no te gustan tengo otros» voy a volver a hacer referencia a este tema.
Sin más rodeos, tengo que afirmar que el trasfondo de este asunto es que los miembros del Frente Atlético son de la ultra-derecha, y sí, digamos las cosas por su nombre, neo-nazis. Pero por supuesto también tengo que decir que los miembros de los «Riazor Blues» son de extrema izquierda, y alguno me replicará ahora que no digo las cosas por su nombre, pero quién quiera les puede llamar comunistas e independentistas, pero esto no es ilegal, siempre y cuando no se actúe violentamente. Como escuché ayer en el informativo de deportes de La Sexta en Jugones, a gran parte de estos ultras ni siquiera les gusta el fútbol, solamente luchan contra aquello contrario a sus ideas.
También me gustaría criticar primero, no sé si a la Federación, al Deportivo, a la Policía… Porque si se sabe que se van a desplazar ultras del equipo gallego a Madrid, se les debe tener todo el rato controlados, y si no se sabe, es criticable igualmente, porque la obligación de los dirigentes es saberlo e informar de ello. También hay que tener en cuenta que la Liga llamó a la Federación para solicitar la cancelación del partido, pero en el cortijo de Villar y sus «amiguetes» nadie cogió el teléfono. Este hecho hubiese tenido mucha más repercusión si durante el partido hubiera habido alguna pelea. Por suerte, esto no fue así.
No cabe duda de que hay que acabar con las peñas radicales de cada uno de los clubes de España, empezando por el Frente Atlético (va a ser prohibida su entrada al Calderón) y pasando por cualquier otro. También, tenemos que tener en cuenta que los Bukaneros, ultras del Rayo Vallecano, fueron quienes les prestaron las armas a los Riazor Blues, a su llegada a la capital de España. Pero para que los clubes se atrevan a hacerlo, hay que conseguir un reparto más equitativo del dinero que se les da, ya que lo harán si se lo pueden permitir económicamente, como lo hizo Laporta con los Boixos Nois y como ha hecho recientemente Florentino Pérez con los Ultra Sur. Por cierto, calladitos veo a los madridistas que criticaban la decisión de Florentino porque para ellos, los Ultra Sur eran los únicos que animaban en el Santiago Bernabéu.
Por hablar un poco del equipo de mi ciudad, me gustaría recordar que nuestro ex-presidente Patxi Izco, ya quiso expulsar a los ultras más radicales del Osasuna del Sadar y le costó su puesto. Quizás los presidentes no quieren estar expuestos a amenazas, temen que su familia pueda ser atacada, y esto es perfectamente comprensible, pero deben hacer uso de su conciencia, y si no se atreven a actúar no son aptos para dirigir clubes de fútbol que representan tanto en nuestra sociedad.
Los que uséis Twitter, o sabéis inglés, sabréis que es un unfollow, pero os lo explico, es dejar de seguir a alguien, y esto es lo que estuve a punto yo de hacer con algunas cuentas, sobre todo madridistas que aprovecharon el asesinato para meter a toda la afición del Atlético en el mismo saco, algo desde mi opinión cruel e inhumano. Por lo tanto, llamo a renunciar del uso de hechos como estos para atacar a aficiones rivales, porque ni porque el Barça sea independentista todos los culés lo son, ni porque una parte de una afición tenga unas ideas, toda ella tiene las mismas. No metamos en el mismo saco a todo el mundo.
Para concluir, espero que hayáis comprendido cómo este asesinato refleja la dura situación de nuestra sociedad, dividida por los políticos y por nuestras ideas, sociedad que ha vuelto a actos de hace quince años. No podemos permitir que tengamos la fama que tenemos los españoles, porque si Carlo Ancelotti ha dicho que en su época en Inglaterra jamás recibió ningún insulto, pero aquí sí los ha recibido sin razón alguna, es por algo.
Deja una respuesta